falta el final, mala

Jucha en Lo k paresia k Iva aserse mad interesante falta mala pero entretenida como toda pelvicula de Los paises asiaticos

Realmente no lo podía creer...A mi sra y el suscrito nos agradan mucho las peliculas orientales, pero con este film no sabíamos si llorar o reir. Jamas habíamos visto un bodrio como este...decir ridícula es poco. Las actuaciones, situaciones, argumento y los efectos "especiales" tan pobres, que por ejemplo hay una escena cuando un "ser" disfrazado de sapo despierta de debajo o cerca de un volcan bajo sus pies se observan figuras de plomo de esas que muchos utilizamos cuando niños. Llama la atencion, pese a los recursos con que cuenta Japón, sus efectos especiales son de los más burdos del mundo. Aguantamos hasta el final solo por curiosidad y si valían la pena los combates..pero ni eso salva esta película cuyo presupuesto debe haber sido de unos 100 yenes y el guionista y el director deben haberse fumado varios porros mezclados con coca , alcohol y peyote.

esto no es cine oriental... es takashi miike... ya... ok... o sea, más o menos en que región geopolítica se tendría que ubicar a Japón, China, Korea, Vietnam, etc etc... que hasta donde yo recuerdo es "oriente" (obviamente desde la perspectiva egocéntrica de Europa)... entonces ¿de qué manera tendríamos que ubicar el conjunto de países orientales, y sus películas, del resto del mundo? para los aberrados fanáticos que se sienten más japoneses que los mismos japoneses, esto será takashi miike, para el resto de los mortales sigue siendo cine oriental... y por más takashi miike que sea, es tremenda mierda la peliculita, efectivamente de lo peor que he visto de CINE ORIENTAL... y mira que los japoneses hacen buen cine de terror... esto les salió mal mal mal, 3/10
ojalá que no se te muera la Aºltima neurona que te queda

muy buena

Y dale que te pego...Takashi Miike se ha vuelto a liar la manta a la cabeza y ha hecho lo que le ha salido de los mismísimos coj**es. Pero él es así: este cineasta disfruta haciendo el cine que quiere, y, encima, tiene pAºblico...¡quien fuera él!
Esta vez vuelve a su añorado género de yakuzas con el que tantos títulos facturó en la década de los 90, algunos de ellos siendo los mejores de su filmografía, pero dándole una vez más la vuelta y ahora introduciendo un elemento muy importante: la fantasía y la ciencia-ficción.
¡Y vaya revoltijo el que se arma! Tenemos, efectivamente, yakuzas, vampiros, asesinos a sueldo, seres de otro mundo, cazavampiros a lo Van Helsing...Miike se pone de lo más irreverente queriendo regresar, quizás, a su cine más disparatado, incoherente y donde lo más importante es pasar un buen rato.

Lo malo es esa irregularidad que impregna los films de este hombre, ya que, en este caso, tras una decente y tramposa presentación de los personajes (tramposa porque parece todo MUY normal hasta que a Miike se le va la olla), en los primeros 20 minutos, el ritmo de algAºn modo decae entre diálogos insustanciales, algo confusos, algo infantiles y actuaciones bastante exageradas (...buf...no soporto a Hayato Ichihara, de verdad), aunque la historia es tan libre, tan experimental y autoparódica que te atrapa de un modo extraño...es como si te hiciera tener el sentimiento de querer verla hasta el final pero, al mismo tiempo, deseando que se acabe.

Y sobre todo gana enteros por eso, porque NINGÚN otro director habría tenido lo que hay que tener para llevar tal despropósito a la gran pantalla (¿quizás Robert Rodríguez?), mezclando tanta violencia, artes marciales, una acción de lo más bulliciosa, un extraño †œspaguetti western†, una aventura y fantasía muy a lo anime de Gainax, un humor muy tonto y bizarro (¡ay, lo de la rana, por el amor de Dios!, me mató) y un puñado bien grande de invención e impacto visual.

¿La mejor de Miike de esta Aºltima década? Ni pensarlo.
¿La mejor de Miike del año 2.015? Para nada.
¿Quizás una de las más entretenidas de su carrera? Las hay mejores.
...pero su apuesta tan arriesgada e imaginativa hace que el mérito sea mucho mayor.
Con esto uno puede fácilmente llegar a la conclusión de que Miike hace películas para él y para sus fans, y cuando le da la real gana; ésta, sin duda, para conectar con su lado más infantil y despreocupado.

Una cosa está clara: se lo tuvo que pasar pipa rodándola.